Aquí una historia del señor X, alguien que nadie conoce, del que tampoco nadie ha oído hablar. Como ni tan siquiera se cuestiona, tampoco nadie duda de su existencia.
Un
chico está sentado en un rincón de la calle, algo escondido. Está a punto de
meterse un pico y acabar con el mono. Dos jóvenes rapados con una bufanda del
Madrid en el cuello lo ven y se acercan. Lo primero que hacen es quitarle la
jeringuilla.
El
drogadicto les pide por favor que se la devuelvan, pero los chicos se ríen y le
empujan. El drogadicto se pone nervioso y se encara con ellos. Los rapados le
sacan una navaja y le obligan a arrodillarse mientras se siguen riendo de él.
El
drogadicto llora y les pide por favor que se la devuelvan. Los rapados le dicen
que se ponga a cuatro patas y ladre, porque es un perro. El drogadicto, entre
lágrimas, obedece.
Al
cabo de unos minutos, y tras una serie de humillaciones, los jóvenes rapados
que llevan una bufanda del Madrid le devuelven la jeringuilla, le insultan y se
van hacia un bar para ver un partido de fútbol.
El
drogadicto recoge la jeringuilla, se mete el pico y se queda hecho polvo, en el
suelo.
Los
jóvenes rapados están en el bar viendo el partido de fútbol cuando entra
nuestro señor X. El señor X pide una cerveza y mira a la gente que hay en el
bar. Unas 20 personas, de las cuales 20 son hombres, están atentos a la
pantalla, viendo cómo juega el Madrid contra el Bilbao. El resultado es de
empate a cero.
El
señor X se toma la cerveza en la barra y, mientras todos están absortos con el
partido, el señor X se sube a la barra y coge la tele con ambas manos,
amenazando con tirarla al suelo.
Todos
los del bar miran al señor X con cara de incomprensión y de miedo. 20 hombres
en el bar le piden por favor que no lance la TV al suelo. El señor X les pide
que se arrodillen y todos obedecen. El señor X les pide que ladren y todos
obedecen, sin dejar de mirar el partido.
Al
cabo de unos minutos de humillaciones, el señor X hace una nueva amenaza de
lanzar la TV. Todos se asustan y le piden por favor que no tire la tele al
suelo. El señor X les hace caso y lanza la TV contra la cabeza de dos jóvenes
rapados que llevan la bufanda del Madrid. Algo viscoso, parecido a un cerebro,
se derrama por el suelo, mientras la gente del bar llora desconsolada. Esto lo
aprovecha el señor X para largarse corriendo del bar, antes de que la gente
reaccione.
Es
evidente que al señor X, que a los 20 años no sabía qué pensar y a los 40 años
no quiere pensar más, no le gusta la tele, o no es del Madrid.